A partir de este lunes, se implementó el nuevo sistema de cambio fundamentado en bandas de flotación y se liberó prácticamente completamente el cepo al dólar. Las acciones constituyen un cambio significativo en el modelo macroeconómico y los especialistas sostienen que el impacto más significativo a corto plazo se reflejará en los números de inflación. Por lo tanto, la esperanza de los expertos es que esta tendencia ascendente se prolongue al menos hasta junio.

Este mecanismo de flotación sugiere que el valor del dólar oficial se encuentra en una banda que oscila entre $1000 y $1400. Durante el primer día de este plan, la tasa de cambio oficial inició el día a $1250 y finalizó a $1230. En otras palabras, que aumentó $132 respecto al cierre del viernes, lo que representa un incremento del 12%.

Este mecanismo de flotación sugiere que el valor del dólar oficial se encuentra en una banda que oscila entre $1000 y $1400. Durante el primer día de este plan, la tasa de cambio oficial inició el día a $1250 y finalizó a $1230. En otras palabras, que aumentó $132 respecto al cierre del viernes, lo que representa un incremento del 12%.

“Un ajuste cambiario inicial en el orden del 10% podría trasladarse a precios con un impacto adicional cercano al 5%, llevando la inflación a niveles de 5,2% en abril y 6/7% en mayo. Si ese shock se mantiene contenido, la desinflación debería retomar en los meses siguientes y, para octubre, los registros mensuales converger nuevamente en torno al 2%, cerrando el año en torno al 40% interanual”, consideraron en Cohen.

Walter Morales, Estratega & Presidente de Wise Capital, proyectó que el nuevo escenario cambiario “podría gatillar subas adicionales entre 5% y 6,4%, con lo cual podemos ir pensando en un piso para este año en 31,7%”.

“Teníamos un alza de 2,7% en abril con la medición al viernes pasado. Ahora estamos recalculando, pensando en incrementos en torno al 4% en abril y mayo”, consideró Sebastián Manescaldi, director de la consultora Eco Go. De acuerdo a sus estimación, la inflación podría desacelerarse en junio si se logra anclar el programa y las expectativas. “Luego debería ir a la baja. Todo dependerá de la compra de dólares y de las encuestas”, remarcó.

En este contexto, los economistas alertaron que la depreciación del peso y su eventual cambio a precios se percibe en los productos importados, que se adhieren al ritmo del tipo de cambio oficial. Además, esto podría implicar un retraso en los salarios, si no se ajustan al ritmo de los precios. “Esto va a repercutir sobre los salarios que, al esperar crecimiento económico, difícilmente aumenten por debajo a 34%”, observó Morales.

A grandes rasgos, los especialistas coincidieron en que si bien hay variables de la macro más ordenadas que contribuyen al proceso de desinflación, como el superávit fiscal y el ajuste de los precios relativos, todos insisten en que la aceleración de los índices de inflación en los próximos meses es inevitable.

“Con una inflación en la zona de 4% los próximos 3 meses y desacelerando a 2,2% promedio el segundo semestre, el techo de la banda en diciembre de 2025 sería equivalente a $1235 a precios de hoy. En un escenario de más aceleración, 4,8% promedio los próximos 3 meses y 2,8% promedio el segundo semestre, el techo a fin de 2025 sería equivalente a $1177 a precios de hoy”, expusieron en PxQ.

“El Gobierno llega a esta devaluación con factores que podrían reducir el traslado a precios y otros que podría aumentarlo. Entre los primeros, se encuentran los precios relativos más alineados, superávit fiscal, economías más abierta y tasas de interés neutras o positivas. Entre los segundos, el salto de la inflación y el bajo nivel de reservas. Cabe destacar que este último puede ser neutralizado por la magnitud de los desembolsos”, cerraron.

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