El Gobierno decidió habilitar un mecanismo inédito en la gestión cambiaria de los últimos años: la venta de dólares directamente desde el Tesoro Nacional para aportar liquidez al mercado. La medida, anunciada este martes por el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, llega en un contexto marcado por la fragilidad de las operaciones, la cercanía de las elecciones legislativas bonaerenses y la necesidad oficial de evitar sobresaltos que alteren la estabilidad cambiaria.
El dato que encendió las alarmas
El lunes pasado, en plena jornada financiera, el equipo económico detectó un volumen inusualmente bajo de operaciones en el mercado de cambios: apenas 289 millones de dólares, frente a un promedio de 471 millones diarios en agosto, según Aurum Valores. La caída, explicada en parte por el feriado en los Estados Unidos, dejó al mercado en un estado de iliquidez que el Gobierno interpretó como riesgoso. Con montos reducidos, el tipo de cambio podía registrar saltos bruscos, exactamente lo contrario de lo que la Casa Rosada busca transmitir en la antesala electoral: calma cambiaria y precios contenidos.
“El mercado no funcionó con normalidad, estuvo muy ilíquido”, reconoció a Infobae un funcionario del Ministerio de Economía. Esa “normalidad” implica que la cotización no dependa de operaciones marginales capaces de alterar la tendencia general.
El rol del Tesoro y la caja de dólares
La herramienta a la que recurre el Gobierno no es la intervención directa del Banco Central, que hasta ahora se mantuvo al margen de vender reservas, sino la utilización de los depósitos en dólares del Tesoro. Según estimaciones del economista Amílcar Collante, hacia fines de agosto el Ministerio de Economía acumulaba alrededor de USD 1.709 millones. De ese fondo se habían destinado pagos de bonos Globales y Bonares en enero y julio, tanto a acreedores locales como internacionales.
La decisión de vender parte de esas tenencias implica que el Tesoro comenzará a usar los dólares que originalmente estaban reservados para cumplir con próximos compromisos de deuda. Para los analistas, eso explica la reacción negativa de los mercados financieros: mientras el dólar oficial cedía tras el anuncio, los bonos soberanos sufrieron una fuerte caída por la percepción de mayor fragilidad en el frente externo.
Ventas previas y movimientos recientes
En las últimas semanas, distintas consultoras detectaron señales de que el Tesoro ya estaba operando en el mercado cambiario. La financiera 1816 registró que entre el 11 y el 27 de agosto los depósitos en dólares del Tesoro en el Banco Central cayeron USD 354 millones, en paralelo a un aumento equivalente en los depósitos en pesos. Solo entre el 12 y el 21 de agosto, cuatro ruedas concentraron ventas estimadas en USD 133 millones.
Estas operaciones habrían tenido como destino abastecer demandas puntuales, entre ellas, las necesidades de provincias que enfrentaban vencimientos de deuda. La provincia de Buenos Aires, por caso, pagó este martes USD 380 millones.
Vale recordar que entre junio y julio, el Gobierno había reforzado su posición con compras en bloque por USD 1.464 millones, a un tipo de cambio promedio de $1.260,13, gracias a operaciones con empresas y provincias que accedían a financiamiento en dólares.
Qué dice el FMI sobre este esquema
El punto más controvertido de la intervención radica en su encuadre frente al acuerdo vigente con el Fondo Monetario Internacional (FMI). En el staff report publicado en abril y en la primera revisión de julio, no se menciona la posibilidad de que el Tesoro actúe como vendedor de divisas dentro de la banda cambiaria.
El texto del programa aclara que “el BCRA garantizará el cumplimiento de la banda mediante la compra de divisas ofrecidas en su mínimo y la venta de divisas en su máximo”, con la aclaración de que dentro de la zona de flotación el Central podría comprar dólares, pero no vender.
Sin embargo, en un comunicado paralelo, el propio Banco Central había admitido que podría vender dólares para “morigerar volatilidad inusual”, aunque sin esterilizar la intervención. Esa ambigüedad abre espacio para la interpretación: mientras el acuerdo formal no prevé ventas en la banda, la práctica del Tesoro introduce un actor adicional que hasta ahora no estaba en discusión.
Una apuesta política y económica
Con las elecciones bonaerenses a la vuelta de la esquina, la decisión tiene un claro trasfondo político. La estabilidad cambiaria se transformó en un activo clave para el Gobierno, que busca evitar turbulencias que afecten las expectativas inflacionarias. El uso de dólares del Tesoro es, en este sentido, un recurso de corto plazo para garantizar tranquilidad, aunque a costa de reducir la disponibilidad futura para afrontar la deuda.
El interrogante es si la señal alcanza para calmar al mercado o si, por el contrario, abre una nueva fuente de dudas sobre la sostenibilidad financiera de la estrategia oficial.