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Fue por una deuda en el pago de alquileres; la habían fundado en 1938 Francisco Poblet y su esposa, Rosa Ferreiro. Buscan apoyo para que pueda reabrir.

Tras un largo y complejo proceso, la librería Clásica y Moderna fue desalojada por orden judicial este martes por la mañana. A causa de una deuda en el pago de alquileres, por una suma que roza los 500.000 pesos, la librería fundada en 1938 por Francisco Poblet y su esposa, Rosa Ferreiro, y que fue punto de encuentro de artistas, políticos e intelectuales a lo largo de décadas, estará bajo custodia judicial durante treinta días. El dueño del local ya cambió las cerraduras.

Desde noviembre pasado, cuando el librero y filósofo Alejandro Monod, viudo de Natu Poblet, debió ser hospitalizado por problemas cardíacos, su hermano Fernando, ingeniero zootecnicista, se hizo cargo de la librería situada en la avenida Callo 892. «Me enteré tarde de la situación», dijo Monod a LA NACION. Él y su familia se ocuparon de administrar el negocio mientras su hermano se recuperaba de una cirugía. «En diciembre, intentamos saldar la deuda y pagar unos meses de alquiler por anticipado con unas propiedades, pero el juicio ya había sido ganado por el dueño del local y después de la feria judicial se aceleró todo», agregó.

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Sin embargo, Monod cree que en este mes se podrá seguir negociando para que la librería vuelva a abrir. Mientras tanto, se busca el apoyo de diferentes referentes de la cultura y de funcionarios, como el ministro de Cultura de la ciudad de Buenos Aires, Enrique Avogadro, que según él le habría prometido programar una serie de actividades culturales a partir de marzo o abril de este año. También el presidente de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, Daniel Filmus, se acercó a la familia. Escritores, artistas, periodistas y amigos ya expresaron su pesar por redes sociales.

«Dentro de un mes se sabrá si el cierre es definitivo o no», dijo Monod. No obstante, los diez trabajadores de Clásica y Moderna ya fueron despedidos. Según otras fuentes, la librería acumulaba juicios laborales, problemas administrativos y caída en la venta de ejemplares. Para él, lugares como Clásica y Moderna deberían pertenecer al Gobierno de la ciudad y ser administrados por concesionarios. «Así no se perdería la memoria de estos espacios», señaló.

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