Este verano es el primero en que el cargado tránsito de larga distancia usa el Paseo del Bajo​ para conectar con las autopistas porteñas.

Hasta una hora podía llegar a tardarse para salir de la Ciudad por el Bajo rumbo a la Costa, al oeste o al sur.

Entre las 18 y las 20 los micros en Retiro salen uno después de otro: las plataformas pasan poco tiempo vacías, el control de los pasajes se apura y algunos buses ni siquiera pueden entrar y parten más tarde, porque no hay espacio para ellos. Este panorama se acentúa los viernes. Eso sigue siendo así, pero hay una diferencia: los micros que van por las autopistas 25 de Mayo, Buenos Aires-La Plata o Illia ahora llegan o se van por el Paseo del Bajo.

Antes de esta autopista, que fue inaugurada en mayo del año pasado, el horario pico de transporte de larga distancia coincidía con el del tránsito vespertino en general: el de quienes parten de viaje en auto y el de quienes vuelven a sus casas por el mismo medio o en colectivo. Esta coincidencia hacía del Bajo un caos, tanto en Alem y Paseo Colón como en Madero y Huergo. Y el arranque de las vacaciones, un lento peregrinaje.

El Paseo tiene partes en viaducto y otras que corren en trinchera. A su paso por Puerto Madero​, la mayor parte del trayecto corre bajo nivel. Los micros que salen desde Retiro entran a esta autopista por un acceso ubicado a la altura del cruce de las avenidas Gendarmería Nacional y Antártida Argentina. Es exclusivo para camiones y micros de larga distancia.