El Ministerio de Economía pondrá en marcha este lunes una operación de deuda con la que buscará retirar del mercado unos $5,8 billones que habían quedado fuera de la última licitación de Letras. El objetivo, según explican en el equipo económico, es evitar que esa masa de pesos quede sin destino claro y genere presiones tanto sobre la inflación como sobre el dólar.
La Secretaría de Finanzas, a cargo de Pablo Quirno, será la responsable de ejecutar la medida. En paralelo, el Banco Central avanzará con un endurecimiento del esquema de encajes bancarios, lo que implica quitar liquidez al sistema financiero. En conjunto, se trata de un paquete de decisiones que refuerzan la política monetaria en un contexto de alta sensibilidad económica.
“En esta coyuntura pre-electoral no tenemos certeza que esos pesos que sobran son producto de demanda. No vamos a correr ese riesgo porque tiene impacto en la inflación, no tiene nada que ver con tipo de cambio”, explicó Quirno durante una conversación con usuarios de X.
El funcionario insistió en que el sentido de la medida es estrictamente precautorio: “Tácticamente, cuando empezó el desarme de Lefis y quedaron pesos en la calle hicimos una licitación fuera de programa, esto no es apuro, es pragmatismo puro. No vamos a asumir el riesgo de tener demanda de pesos excedente en la calle”.
Al mismo tiempo, aclaró que no se trata de una iniciativa contra el sector financiero: “Esto no es en contra de los bancos. Podemos colaborar y participar de decisiones que tienen que ver con excedente de pesos, pero no lo juzgamos como ‘punto Anker’, (entonces decimos) vengan para acá de vuelta”.
En la práctica, el Tesoro ofrecerá títulos ajustados por la tasa TAMAR —referencia de plazos fijos mayoristas— con vencimiento en noviembre y destinados únicamente a bancos, para cartera propia.
Repercusiones en el mercado
En la city porteña, los analistas consideran que la combinación de medidas definirá un escenario de tasas de interés más elevadas, con posibles impactos en la actividad económica.
Desde la consultora 1816 señalaron que “no es claro qué indicador de agregado utiliza el BCRA para decidir sus operaciones de mercado abierto o su política de encajes”, y advirtieron que la actual dinámica deja sin referencias claras al mercado.
LCG fue más crítica y calificó la secuencia reciente como una “comedia monetaria”. Según su informe, el alza de encajes en 5 puntos porcentuales y la exigencia de cumplimiento diario, en lugar de mensual, “podría traer nuevos bríos a la volatilidad” y complicar el manejo de liquidez de los bancos.
La incertidumbre, advirtieron, “no es gratuita”: tasas más altas restringirán el crédito, aumentarán la mora y mantendrán el ritmo económico “anestesiado”.
Invecq coincidió en que la configuración actual “podría consolidar niveles elevados de tasas de interés en los próximos meses”, justo cuando restan vencimientos de deuda en pesos por casi $9 billones en agosto. En su análisis, si bien las medidas buscan contener presiones cambiarias e inflacionarias, “incrementan el riesgo de una mayor desaceleración de la actividad económica y de que el Gobierno llegue a las elecciones en un escenario de elevada tensión financiera”.
Por su parte, Suramericana (la consultora fundada por el ex ministro Martín Guzmán) sostuvo que el oficialismo busca absorber excedentes monetarios a costa de una mayor carga de intereses para el Tesoro, con impacto negativo en la recuperación económica. A la vez, planteó que la motivación oficial podría estar vinculada al temor de que el dólar toque el techo de la banda de flotación, lo que pondría en evidencia hasta dónde el Banco Central está dispuesto a intervenir.
En resumen, el Gobierno apuesta al “pragmatismo puro” para absorber pesos excedentes y contener presiones inflacionarias, aun a riesgo de encarecer el crédito y enfriar más la actividad en la recta final hacia las elecciones.