La fuerte polarización entre La Libertad Avanza (LLA) y el kirchnerismo en las elecciones legislativas dejó en jaque a los partidos tradicionales. El PRO, la UCR, la Coalición Cívica y varias fuerzas provinciales verán reducida su presencia en el Congreso y ya analizan nuevas alianzas para recuperar peso político en los próximos años.
En el caso del PRO, la alianza con el oficialismo libertario en algunos distritos fue clave para retener representación. El partido, conducido en la Cámara de Diputados por Cristian Ritondo, quedará con 23 bancas. En la provincia de Buenos Aires, la lista encabezada por Diego Santilli logró imponerse, mientras que en la Ciudad de Buenos Aires perdieron lugares históricos: Fernando Iglesias y María Eugenia Vidal no renovaron sus mandatos, y Sabrina Ajmechet logró reelección, aunque dentro de la lista libertaria.
Desde el Senado, el panorama tampoco es alentador. De las siete bancas actuales, el PRO conservará solo cinco. Los mandatos de Guadalupe Tagliaferri (CABA) y Alfredo De Ángeli (Entre Ríos) vencen en diciembre, y las listas libertarias encabezadas por Joaquín Benegas Lynch y Romina Almeida desplazaron a los candidatos amarillos en el acuerdo sellado con Rogelio Frigerio en Entre Ríos.
Por su parte, la Unión Cívica Radical enfrenta la mayor reducción de su historia parlamentaria reciente. El bloque que lidera Rodrigo de Loredo quedará con apenas 14 diputados y 9 senadores. La bancada radical, que comenzó el gobierno de Milei con 33 representantes, terminó dividida en cuatro sectores: la UCR oficial, Democracia para Siempre, la Liga del Interior y el monobloque Unidos.
De los 14 diputados radicales, solo tres continuarán en funciones hasta 2027: Karina Banfi, Gerardo Cipolini y Lisandro Nieri. La mendocina Pamela Verasay logró su reelección respaldada por el gobernador Alfredo Cornejo, quien mantiene buena sintonía con el oficialismo libertario.
En el Senado, la UCR también sufrió un fuerte golpe: vencen los mandatos de los representantes por CABA, Entre Ríos, Chaco y Tierra del Fuego, sin que el partido lograra retener ninguna de esas bancas.
Frente a este escenario, los gobernadores radicales de Córdoba, Chubut, Santa Fe, Corrientes, Santa Cruz y Jujuy impulsan la creación de un nuevo interbloque denominado Provincias Unidas, que buscará mantener autonomía frente al Ejecutivo y actuar como una tercera vía entre el oficialismo y el kirchnerismo. “El radicalismo de gestión, el de los gobernadores, es el que puede marcar un diferencial con la Nación. Defendemos el equilibrio fiscal, pero también la obra pública y los servicios esenciales”, señaló a TN el diputado electo Diógenes González (Corrientes).
En paralelo, la Coalición Cívica (CC), fundada por Elisa Carrió, prácticamente desaparece del mapa legislativo nacional. De sus seis bancas actuales, solo continuarán Maximiliano Ferraro y Mónica Frade. Su presidente, Juan Manuel López, y dirigentes históricos como Marcela Campagnoli y Paula Oliveto Lago no lograron renovar sus mandatos.
Las fuerzas provinciales también sufrieron las consecuencias de la polarización. El Movimiento Popular Neuquino (MPN) perdió su banca en Diputados tras décadas de representación ininterrumpida. En Río Negro, el oficialismo provincial de Alberto Weretilneck tampoco pudo retener escaños, al caer frente a las listas libertarias.
Una excepción fue el Movimiento Popular Jujeño (MPJ), que logró regresar al Congreso gracias a un acuerdo con La Libertad Avanza. Su candidata Bárbara Andreussi fue electa diputada nacional, acompañada por Alfredo González, marcando la única alianza provincial exitosa del oficialismo libertario en estas elecciones.
Con este nuevo mapa, el Congreso se encamina a una etapa de fuerte reconfiguración política. Los partidos tradicionales, que durante años dominaron la escena legislativa, buscarán ahora redefinir su identidad y construir nuevos acuerdos para no quedar reducidos a un rol testimonial en la era Milei.













