La Justicia avanza en la investigación por los graves disturbios ocurridos en el partido entre Independiente y Universidad de Chile por la Copa Sudamericana. Durante la madrugada del jueves se realizaron nueve allanamientos en la Ciudad y la provincia de Buenos Aires con el objetivo de detener a ocho personas identificadas como partícipes de los hechos violentos.
Los procedimientos resultaron negativos, según confirmó el periodista de TN Rodrigo Alegre. Los buscados, todos de nacionalidad argentina, forman parte de una lista de 25 simpatizantes señalados por el propio club de Avellaneda por haber atacado a hinchas chilenos en una de las cabeceras del estadio Libertadores de América-Ricardo Enrique Bochini.
Algunos de ellos ya fueron imputados por tentativa de homicidio por el fiscal Mariano Zitto. Ante la imposibilidad de concretar las detenciones, la fiscalía evalúa emitir en las próximas horas órdenes de captura nacional e internacional para los ocho acusados.
El descargo de Independiente ante la Conmebol
En paralelo, el presidente de Independiente, Néstor Grindetti, presentó el miércoles el descargo institucional ante la Conmebol. En una conferencia de prensa sin preguntas, el dirigente sostuvo que el club “no fue responsable sino víctima de ataques premeditados” por parte de la parcialidad chilena.
Grindetti detalló los cuatro puntos de la defensa de la institución:
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La violencia se originó en la tribuna visitante, antes del inicio del partido, con agresiones y pirotecnia lanzada hacia el público local.
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Independiente cumplió con todas las normas de seguridad bajo su responsabilidad y dispuso un operativo acorde a un evento de alto riesgo.
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La destrucción de la tribuna visitante fue planificada con el objetivo de generar caos.
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La suspensión del encuentro fue consecuencia directa de los actos de la hinchada de la U de Chile.
Ahora, la Conmebol deberá resolver las sanciones disciplinarias para el club argentino, aunque aún no hay un plazo definido para la decisión.
