Carbap exige acelerar las obras en millones de hectáreas comprometidas con un riesgo productivo que escala semana a semana. Reclama de los tres niveles del Estado un compromiso verificable para finalizar las obras antes de 2030. El fenómeno, que lleva nueve meses, ya condiciona siembras, infraestructura y economías locales.
17 de noviembre 2025, 18:34hs

Extensas áreas del centro bonaerense continúan bajo agua mientras las labores agrícolas quedan paralizadas por falta de piso y caminos intransitables. (Foto: X Patricia Gorza).

Las inundaciones que se extienden desde hace nueve meses sobre una amplia franja del centro bonaerense configuraron un escenario que, para las bases de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP), dejó de ser una urgencia circunstancial para transformarse en una amenaza estructural.

El fenómeno, que no muestra señales de retroceder, expuso la fragilidad de una infraestructura hidráulica inconclusa y reactivó reclamos que la entidad sostiene desde hace años ante autoridades municipales, provinciales y nacionales.

Según estimaciones elaboradas a partir de imágenes satelitales tomadas entre el 11 y el 13 de noviembre, en la cuenca del río Salado —un territorio de unas 17 millones de hectáreas— se detectaron 2 millones de hectáreas inundadas o anegadas, y casi 3,8 millones afectadas por falta de piso, caminos intransitables o inaccesibilidad total para maquinaria.

En la práctica, se trata de superficies que quedaron fuera de producción en un momento crítico del calendario agrícola.

Una crisis que desnuda responsabilidades compartidas

El impacto territorial es vasto. Partidos como Bolívar, 9 de Julio, Pehuajó, 25 de Mayo, Lincoln, Carlos Casares y Las Flores concentran las áreas más comprometidas, superando en conjunto los 4,5 millones de hectáreas afectadas, de las cuales más de un millón están directamente bajo agua. La ventana de siembra de soja y maíz, que depende de plazos muy estrechos, ya opera en estado de emergencia.

CARBAP calculó que más de 1,5 millón de hectáreas agrícolas podrían quedar improductivas este año, lo que implica un riesgo económico estimado en unos US$2000 millones que dejarían de ingresar al circuito productivo en 2026.

El efecto es transversal: alcanza a productores, contratistas, proveedores, pymes, comercios y a la recaudación estatal en sus tres niveles. Además, la entidad subraya que, si se suman las pérdidas de la última década, el monto supera ampliamente el costo de finalizar el Plan del Salado.

inundacion

Exigen terminar el Plan del Salado antes de 2030

Frente a este panorama, CARBAP estableció un objetivo concreto: el Plan del Salado debe estar finalizado en su totalidad para 2030. La entidad afirma que no se trata de un reclamo sectorial, sino de una obligación moral y económica que afecta a miles de familias rurales y a millones de bonaerenses que dependen de la producción regional.

El mensaje es claro: Argentina cuenta con los profesionales y la maquinaria necesaria; lo que falta es decisión política. Y remarcan que los recursos existen, porque los genera la propia cuenca productiva.

Un territorio al límite

El cierre del comunicado apunta a marcar un punto de inflexión:
las inundaciones no esperan, y la producción tampoco.

Cada mes de retraso —argumentan— agrava la pérdida de infraestructura, compromete el futuro de las economías locales y acelera el deterioro de un interior bonaerense que ya no puede seguir dependiendo de decisiones postergadas.

CARBAP advierte que el 2030 no es un slogan, sino un límite concreto:
o las obras avanzan ahora, o las consecuencias económicas y sociales serán irreversibles.

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