El equipo económico sostiene que la intervención cambiaria y la suba de tasas son medidas transitorias. Sin embargo, la incertidumbre podría extenderse más allá de los comicios bonaerenses y llegar hasta las legislativas de octubre.
Desde que el Gobierno cerró el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en abril, bancos y fondos de inversión especulaban con la posibilidad de que el dólar llegara al techo de la banda cambiaria. Ese escenario estuvo a punto de concretarse esta semana, lo que llevó al Ministerio de Economía a intervenir en el mercado para evitar un salto brusco del tipo de cambio a pocos días de las elecciones en la provincia de Buenos Aires.
El arranque de septiembre mostró una presión compradora significativa: la divisa llegó a tocar los $1.390, su mayor valor desde la liberación del cepo cambiario para individuos. Ante ese panorama, el equipo económico decidió actuar antes de que el dólar testease el techo de la banda, estimado en torno a los $1.460. Ni la suba de las tasas de interés al 60% anual ni la venta de contratos de futuros habían sido suficientes para contener la demanda.
El argumento oficial
Según explicaron en el Palacio de Hacienda, la intervención tiene como objetivo “asegurar el buen funcionamiento y la liquidez del mercado”. Los dólares utilizados para contener la cotización provienen de las compras en bloque que el Tesoro realizó en los últimos meses, y que totalizan cerca de USD 1.700 millones.
En declaraciones a A24, el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, aclaró que no se trata de un cambio estructural del esquema vigente: “No hay ninguna rotura del esquema cambiario, no hay ninguna rotura del esquema de bandas. Nosotros seguimos. El Banco Central seguirá comprando pesos en el tope de la banda, seguirá vendiendo pesos en el piso de la banda. Eso nada ha cambiado”.
De esta manera, el Gobierno también buscó llevar tranquilidad al remarcar que no se tocarán las reservas del Banco Central, en particular los fondos provenientes del último desembolso del FMI, que fueron destinados a capitalizar a la autoridad monetaria.
Señal política y financiera
El mensaje del Ejecutivo apunta tanto a los mercados como a los votantes: mostrar compromiso con la estabilidad cambiaria en un contexto de fuerte incertidumbre política. El objetivo es alentar inversiones en pesos aprovechando las tasas elevadas y evitar que la dolarización de carteras escale en los días previos a los comicios.
La decisión, sin embargo, expone las limitaciones del esquema de “flotación entre bandas”. Primero, el Tesoro intervino para acumular divisas sin esperar que el dólar tocara el piso de la banda, en línea con un reclamo del FMI para sumar reservas. Ahora, vuelve a hacerlo pero vendiendo parte de esas divisas para frenar la escalada cambiaria.
Desde el Gobierno insisten en que se trata de una estrategia transitoria hasta que se disipen las tensiones inmediatas. No obstante, analistas advierten que la incertidumbre podría prolongarse incluso después de las elecciones bonaerenses, con un horizonte todavía más desafiante: las legislativas del 26 de octubre.
Reacción de los mercados
La venta de dólares tuvo un impacto inicial en los bonos soberanos, que registraron caídas generalizadas en la jornada del martes. Sin embargo, sobre el cierre los retrocesos se atenuaron y este miércoles mostraron una leve recuperación.
Pese a ello, persiste la preocupación de los inversores por la dificultad del Gobierno para acumular reservas. El riesgo país, que refleja el costo de financiamiento internacional, se mantiene en torno a los 900 puntos básicos, su nivel más alto del año. Para los analistas, solo una reducción sostenida de este indicador permitiría reabrir el acceso al crédito externo.
Expectativa electoral
En este escenario, la atención se centra en el resultado del domingo en la provincia de Buenos Aires. Un desempeño favorable de La Libertad Avanza —como un empate técnico o una derrota ajustada frente al kirchnerismo— podría aliviar las tensiones cambiarias y mejorar la percepción de los mercados. Por el contrario, un resultado adverso acentuaría la volatilidad y prolongaría la presión sobre el dólar durante al menos seis semanas más, hasta los comicios legislativos nacionales.