Últimamente, se estuvo hablo mucho acerca del voluminoso stock de deuda que emite el Banco Central, los pasivos remunerados bajo las Leliq y los Pases Pasivos que indexan al ritmo de la tasa de política monetaria, hoy en el 133% nominal anual o un 253% anual según la tasa efectiva, al renovar capital e intereses a lo largo de un año.
Dicho stock alcanzó un nuevo récord el día 29 de noviembre. Los Pases pasivos (a un día de plazo) se ubicaron en los $14,6 billones ($14.641.698 millones), de los cuales $4,2 billones estaban constituidos por FCI (Fondos Comunes de Inversión); las Leliq (Letras de Liquidez a 28 días) se situaron en $9,5 billones ($9.524.633 millones), mientras que las Nobac (Notas del BCRA a 90 días) sumaron 115.851 millones de pesos. Esto totaliza unos $24,3 billones ($24.282.182 millones), a los que podrían adicionarse el equivalente a cerca de USD 5.200 millones en concepto de Lediv, que son Letras del BCRA a tasa 0%, pero que están atadas a un eventual aumento del tipo de cambio oficial.
¿A dónde fue a parar esa enorme masa de pesos?
Un estudio de la consultora EcoGo precisó que “desde la semana previa al balotaje (10/11/23), los bancos están empezando a ver un deterioro de su fondeo, con salidas en términos reales del 28,6% de las cuentas remuneradas y de 13,6% de los fondos mayoristas. La caída en los depósitos a plazo fijo minoristas es significativamente menor (9,1% acumulado), aunque el retroceso acumulado en el último año es mucho mayor (35,3% versus 24,4% de las empresas)”.